Entrevistas laborales: qué no hacer durante estos encuentros

Escrito por ManpowerGroup | 30/04/25

Es importante estar preparados para las charlas con los selectores. Por eso desde Manpower te ofrecemos consejos para no cerrar la puerta antes de entrar a un nuevo trabajo.

Una entrevista laboral es mucho más que una conversación sobre tu experiencia: es tu oportunidad para causar una buena impresión, conectar con la cultura de la empresa y demostrar por qué eres la persona ideal para el puesto.

Pero, así como hay muchas cosas que puedes hacer para destacarte, también hay errores que pueden dejarte fuera del proceso sin darte cuenta:

  • Llegar tarde (sin avisar): parece obvio, pero sigue pasando. Llegar tarde sin dar aviso muestra desinterés y falta de respeto por el tiempo ajeno. Si realmente ocurrió un imprevisto, avisa lo antes posible, con amabilidad y profesionalismo.
  • Hablar mal de tus trabajos anteriores: una entrevista no es el momento para “sacar los trapitos al sol”. Incluso si tu experiencia pasada fue negativa, lo mejor es mantener una postura constructiva. Hablar mal de ex jefes o empresas genera desconfianza y te puede mostrar como alguien conflictivo o poco adaptable.
  • No haber investigado nada sobre la empresa: si no sabes a qué se dedica la compañía, qué productos ofrece o cómo es su cultura, estás demostrando que no tienes interés genuino en formar parte de ese equipo. Hoy, con toda la información disponible en redes y sitios web, no hay excusas para no llegar preparado.
  • Responder con monosílabos o sin entusiasmo: una entrevista es un diálogo, no un interrogatorio. Responder con un “sí”, "no", "no sé” sin profundizar puede interpretarse como falta de compromiso o inseguridad. Muestra interés, cuenta ejemplos y desarrolla tus respuestas con claridad.
  • Interrumpir constantemente o no escuchar: tener una actitud proactiva es tan importante como hablar bien. Interrumpir o responder sin dejar que el otro termine puede hacerte ver ansioso, impaciente o incluso desconsiderado. Tómate tu tiempo para responder con calma.
  • Mentir o exagerar tus logros: es tentador inflar el CV, pero si mientes sobre tu experiencia o habilidades, lo más probable es que se note o salga a la luz en etapas posteriores. La sinceridad es siempre mejor, incluso si no tienes todo lo que pide el puesto.
  • Hablar solo de ti sin conectar con el rol o la empresa: está muy bien contar quién eres, pero es clave que puedas vincular tu historia y habilidades con el puesto que buscas. ¿Qué puedes aportar? ¿Qué te entusiasma del desafío? ¿Cómo te imaginas trabajando en esa cultura?
  • Mostrarte desinteresado o “demasiado relajado”: la informalidad excesiva, el lenguaje corporal desganado o las respuestas vagas pueden jugarte en contra. Ser tú mismo no significa presentarte sin preparación o sin energía.
  • No tener ninguna pregunta para hacer: cuando el entrevistador te pregunte si tienes dudas, es tu oportunidad para demostrar curiosidad, compromiso e interés real. Preguntar sobre el equipo, los desafíos del puesto o el estilo de liderazgo habla bien de ti.

Una buena entrevista no requiere que seas perfecto, pero sí que seas profesional, genuino y que demuestres que quieres estar ahí.